jueves, 22 de marzo de 2012

CAPÍTULO 4.


[Narra Leire]

–Sí, sí, estoy aquí. - respondí.
–¿Qué ha pasado?
Les empecé a contar todo lo que había pasado, con detalles incluidos. De vez en cuando, ellos me interrumpían, ya para hacer alguna pequeña broma o para preguntar algo y aclarar sus dudas. Estuvimos un rato hablando sobre el tema, discutiendo y dando nuestras opiniones, las cuales eran muy idénticas, ya que los tres coincidíamos en que Lydia debería dejar a Michael.

–Yo creo que Lydia sigue por Zayn ¿eh? - confesó Louis - ¿visteis las miradas que se echaron nada más verse?
–Eso está más que obvio. - reí.
–Y tú con Niall no te quedas corta ¿eh, pillina?

Ellos dos empezaron a reír, y yo con ellos, pero no del mismo modo, ya que mis mejillas se notaban como se habían enrojecido.

En unos minutos, se escuchó como alguien abría la puerta de la habitación de los chicos y ellos se ponían a hablar con alguien. Al rato, se asomó por la cámara y se pudo ver el rostro de los otros tres individuos que faltaban,  Liam, Niall y Zayn. Inmediatamente, Zayn preguntó por Lydia. Harry me miró con una cara, pidiéndome permiso y empezó a contarle todo lo que había sucedido.

–Dame su número de teléfono Leire. - dijo Zayn sacando su teléfono móvil.
–No, deja, llamaré yo primero.

Marqué el número de Lydia, el cual me sabía de memoria, y puse el altavoz para que ellos pudieran escuchar. Daba señal, pero no contestaba. Volví a intentarlo, y esta vez contestó:

–¿¡Qué quieres!?
–¿Se puede saber dónde te has ido? - contesté.
–¿Dónde crees!? Quiero una explicación de esto. - dijo enfurecida.
–¿¡Estás loca!? ¿Cómo se te ocurre ir a por Michael tú sola? ¿Es que no sabes lo que te puede hacer?

Hubo un pequeño silencio. Ella había entendido lo que yo había dicho, y sabía a qué me refería, pero no quería darme la razón, no quería darse cuenta de que eso podía pasar.

–¡No estoy loca! Estoy enfurecida y necesito una explicación. ¿Qué me puede hacer?
–Puede pegarte, secuestrarte ¡yo que sé! - exclamé alterada.
–¿Estas tonta? Dejame, que he quedado con él. Adiós.

Ella aún no colgó, y yo tampoco. Esperaba que al menos me dijera dónde habían quedado, pero no lo hizo.

–Haz lo que quieras, luego no me vengas arrepentida – miré a la pantalla del ordenador donde los chicos seguían atentos mi conversación. Con unos gestos muy raros, me dieron a entender que le preguntara dónde estaba - pero al menos dime dónde habéis quedado, así podré saber más cosas si la policía pregunta.
–Claro, para que vengas ¿No?

Ella creyó que había colgado, pero no fue así. De fondo pude escuchar la dura voz de Michael. No colgué, nos quedamos escuchando la conversación.

[Narra Lydia]

Fue colgar con Leire, y él hizo su aparición. Hubo unos instantes de silencio. Nos miramos los dos, de arriba abajo.

–¿Podríamos irnos a un lugar más tranquilo? Con menos gente. - sugirió él.

La idea no me agradaba del todo, no me parecía buena idea irme a un lugar sin gente, a solas con él, pero acepté, no quería mostrarme débil ante él.

Nos sentamos en uno de los banco de aquel parque en el que nos encontrábamos. No era muy tarde aún, y estábamos los dos ahí, sentado, en silencio. Yo miraba a todos lados, buscando las palabras adecuadas para preguntarle, o deseando que él sacara el tema para que todo fuera más fácil, pero no fue así.

–¿Te ocurre algo? - preguntó preocupado mirándome a los ojos – Parece que te preocupe algo, estás... rara.
–Michael, tenemos que hablar. -contesté- de algo muy serio. - dije mirando a otro lado. No me atrevía a mirarle a los ojos.
–Sí, claro, dime ¿de qué quieres hablar?
–¿Me quieres? - le solté clara, tratando de aliviar un poco mi enfado, y mirándole fijamente a los ojos.
–Claro que sí, preciosa – sonrió. Me cogió un mechón de pelo y me lo pasó por detrás de la oreja, acariciándome delicadamente la mejilla – ¿todavía lo dudas?
–¡Pues claro que lo dudo! - exclamé otra vez cabreada por su mentira – Estar hablando tan tranquila con tus amigos cuando de repente recibes este mensaje – estiré mi brazo, y le enseñé el mensaje y la foto que había recibido.
–Déjame explicártelo.
–¿Explicarme qué, eh? - pregunté retórica – Yo creyendo que me querías y tú liándote con otras mientras no estabas conmigo.
–¡Iba borracho! Lo siento mucho, enserio, yo solo te quiero a ti.
–No te creo. Ya me advirtieron, me avisaron miles de veces, y yo te defendí, ahora soy la idiota por creerte.
–Créeme, por favor. Para nada te estoy mintiendo, mis sentimientos hacia ti siempre han sido verdaderos.
–¡No! –una pequeña lágrima empezó a caer de mis ojos– Si me has echo esto... ¿quién dice que no me lo volverás a hacer? Y además, esta no es la única vez que me lo dijeron, me dijeron que coqueteabas con otras ¿¡Creías que iba a ser siempre la boba que nunca se entera!?

–Lo siento, de verdad. - dijo agachando la cabeza, arrepentido, o al menos intentando hacerme creer que lo estaba, pero no funcionó.

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